Después de la muerte de Alejandro Magno, sus generales se repartieron el imperio, siendo protagonistas durante veinte años de grandes luchas y peleas por obtener el poder. Fueron los llamados diádocos
, (διαδοχοσ) o sucesores o herederos. Después de estos antiguos generales gobernaron los llamados epígonos, (επιγονος), los nacidos después o sucesores. La lucha entre ellos para obtener el poder y la hegemonía duró casi cincuenta años, hasta el 281 adC en que murió el último de los diádocos, Seleuco I Nicátor.
Seleuco I, llamado
Nicátor (c. 358 - 280 adC) fue el último de los llamados
diádocos. Reinó en
Babilonia y
Siria desde el 305 al 280 adC. Fue el fundador de la
Dinastía Seléucida. Había sido general en el ejército de Alejandro Magno y dos años después de la muerte de éste, en el 321 adC, fue nombrado
sátrapa (gobernador) de Babilonia y más tarde, rey de este territorio, pero después de la muerte y derrota del general
Antígono Monoftalmos,
Seleuco se hizo con el poder del extenso dominio que llegó hasta el actual
Pakistán,
Irán, las montañas de la
India y los desiertos del
mar de Aral. De todos los diádocos que se repartieron el imperio de Alejandro,
Seleuco fue quien se llevó la más extensa parte que comprendía veinte pueblos de distintas razas, lenguas y religión, y que sumaba más de 30 millones de habitantes.